El autoconcepto es definido como la idea que tenemos de nosotros mismos, es decir, aquello que pensamos de nosotros en lo referente a nuestra imagen, inteligencia y capacidades en las relaciones sociales. Cuanto mejor es nuestro autoconcepto, mejor es nuestra autoestima.
La estructura cognitiva es la que da forma a nuestro autodiálogo interior, constituido tanto por rasgos de personalidad estables como por experiencias personales.
En caso de que este autodiálogo interior te bloquee, te destruya o hace que tengas una visión negativa de ti mismo, hay que buscar ayuda.
El autodiálogo dirige qué percibimos sobre nosotros mismos al escuchar a los demás, detectando las opiniones que concuerdan con nuestro autoconcepto e influye en lo que recordamos al almacenar y recuperar recuerdos en nuestra memoria.
Existen formas patológicas de autoconcepto, siendo un ejemplo de ello los narcisistas, ya que construyen una realidad ilusoria con un autoconcepto extremadamente elevado de su persona, teniendo problemas o dificultades en las relaciones sociales.
LA PROFECÍA AUTOCUMPLIDA
Lo habitual es que exista una concordancia entre el autoconcepto y lo que los demás perciben de uno mismo, ya que este aspecto hace que pongamos en marcha una u otras conductas. Un proverbio oriental dice lo siguiente: "Repite un pensamiento y se convertirá en un acto, repite ese acto y será un hábito y los hábitos dan forma a la vida así que cuida lo que piensas".
¿ES POSIBLE CAMBIAR NUESTRO AUTOCONCEPTO?
En primer lugar, se realiza un análisis y evaluación de la situación para luego plantear una hipótesis, examinando las áreas más afectadas y descubrir qué factores mantienen un autodiálogo perjudicial.
Posteriormente, se trabaja sobre las atribuciones que realiza la persona, la interpretación de los hechos y sus posibles consecuencias. También se trabaja en habilidades sociales de la persona, ya que puede existir falta de habilidad para expresar deseos, escasa asertividad, etc.
EJERCICIO PRÁCTICO PARA MEJORAR NUESTRO AUTOCONCEPTO
1. Plantéate qué te gusta y que no de ti mismo.
2. Céntrate en aquello que no te gusta.
3. ¿Cuándo fue la primera vez que alguien te recriminó esto?
4. Piensa que sentiste en relación a ello, si lo aceptaste, negaste etc.
5. Ahora piensa en cómo te hablarías tu a ti mismo con respecto a ello y si le hablarías de la misma forma o se lo dirías igual a otra persona ajena a ti.
A través de este ejercicio detectamos los problemas en nuestro autoconcepto, ya que nos hace sufrir al generar miedos y ansiedad.
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